Características del Diamante

Hasta mitad del siglo 20, no existía ninguna norma ni estándar para evaluar un diamante. Fue entonces cuando el Instituto de Gemología de América (GIA) creó el primer standard para poder determinar la calidad del diamante. Determinaron que el diamante se definiría con 4 principales características de como valorar un diamante, también llamadas las 4C’s: Talla, Color, Pureza y Peso (del inglés, Cut, Color, Clarity y Carat Weight). Actualmente esta nomenclatura es mundialmente aceptada. Gracias a esto, se consiguió tener un criterio de calidad universalmente conocido y así se definieron las cualidades de un diamante.

Para algunos institutos gemológicos, como el español (IGE), remarcan que no hay que olvidar algo imprescindible a la hora de adquirir una gema, como es el caso del anillo con diamante: el Certificado de autenticidad de un Laboratorio de Certificación que aporta validez al diamante. Esta completaría la 5C.

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A menudo se asocia que la característica de tallado o corte de diamante a la forma de este (redondeada, oval, pera, princesa, brillante, baguette, corazón, esmeralda, etc.) pero, realmente lo que determina es como de bien interactúan las caras del diamante con la luz. Conseguir unas proporciones y simetría que hagan brindar un magnífico retorno de luz requiere de un arte especial y precisión en el corte del diamante.

La talla del diamante se puede determinar atendiendo a tres criterios:

• Corte: este tiene un efecto directo en el brillo ya que debe haber una perfecta sincronización entre la luz que se inyecta y el brillo que refleja.
• Simetría: Todas las caras deben estar perfectamente alineadas. La falta de simetría penaliza el brillo de la gema.
• Pulido: Tras el proceso de corte simétrico, empieza el pulido de la piedra asegurándose que sea tan suave como el cristal para un máximo retorno de luz.

Para determinar el grado del corte o talla de un diamante, se toma de referencia el diamante brillante redondo ya que es la forma dominante en el mundo de los diamantes. Para ello se han determinado unas proporciones que ayudan a saber cual es el mejor corte para el diamante. Estas proporciones permiten poder evaluar el mejor corte estudiando como de bien reacciona el diamante ante la luz para crear efectos como: luz blanca reflejada por el diamante, dispersión de la luz creando los colores del arco iris así como determinar el patrón de zonas oscuras o claras que se produce dentro de la gema.

Las proporciones se estiman, principalmente, con el diámetro de la tabla, la altura de la corona y la profundidad de la culata del diamante, entre otras muchas.

Muchas de la evaluaciones sobre la calidad de un diamante están basadas en la ausencia de color de la gema. Un diamante estructuralmente y químicamente puro no tiene tono alguno, es como una gota de agua pura y, por lo tanto, adquiere un valor más elevado.

Dependiendo el Instituto gemólogico o el organismo internacional, el color de un diamante se pueden clasificar en distintos grados. Para la serie de gemas incoloras, el Instituto Gemológico de América clasifica estos grados de color desde la D a la Z . El IDC-HRD o el CIBJO disponen de otra clasificación pero siempre con una correspondencia entre ellas.

Las diferencias de color entre diamantes incoloros (también conocidos como blancos) son tan sutiles que son imperceptibles para el ojo humano e inexperto. Además, una vez la pierda se pone en un anillo, el propio entorno contiene color lo que hace que todavía sea mas complicado determinar el grado. Por ejemplo, para diamantes entre D-F deberían solo ponerse en anillos de oro blanco o de platino. El oro amarillo refleja color afectando negativamente al efecto incoloro del diamante.

El grado de color de un diamante es un factor clave para diferenciar la calidad, el precio y el valor de un anillo de diamantes.

Para poder evaluar la característica del grado de color de un diamante se tiene que dar una serie de condiciones:

• El diamante no debe estar montado en ningún anillo ni elemento, libre de impurezas y limpio.
• El diamante debe estar en un ambiente controlado para evitar que afecte al color de la gema. La iluminación y posición del diamante deben ser apropiadas.
• Disponer de un patrón, así es lo determina la Confederación de Joyería Mundial (CIBJO).

¡Recuerda! Ningún diamante es completamente puro y estos están formados por imperfecciones e inclusiones que sirven que caracterizan la pureza de un diamante. Para evaluar la pureza o claridad de un diamante es importante determinar el número, tamaño, naturaleza y posición de estas inclusiones e impurezas, así como el aspecto general.

Para detectar el número de inclusiones de un diamante, se debe desmontar del anillo para evitar errores, limpiarla y tener una buena iluminación y, además, hay que utilizar una lente de 10 aumentos (10x) para su evaluación.

El GIA y otros organismos internacionales clasifican la pureza en 6 categorías principales, de las cuales, algunas se dividen, formando un total de 11 grados específicos. Estas categoría son las siguientes:

• FL (del inglés, flawless): Como su propio nombre indica, no tendría inclusiones ni imperfecciones visibles.
• IT (del inglés, Internally flawless): Sin imperfecciones internas.
• VSS₁ y VSS₂ (del inglés, Very Very Slightly included): Inclusiones tan leves que son difíciles de ver 10x.
• VS₁ y VS₂ (del inglés, Very Slightly included): Inclusiones que se ven con algo de esfuerzo con 10x.
• SI₁ y SI₂ (del inglés, Slightly Included): Inclusiones que se ven claramente con 10x.
• I₁ y I₂ (del inglés, Included): Inclusiones que se son obvias bajo 10x y puede afectar a la transparencia y el brillo.

Hay diferentes tipos de inclusiones como: nubes, granulado, cavidad, pluma, punto, aguja, grabado, etc.

El peso es otra de las características de un diamante a tienes que tener en cuenta a la hora de adquirir un anillo de diamante. La métrica utilizada es el quilate (carat en inglés). Se puede encontrar abreviado como ct o como qte.

Aunque es evidente que el precio de un diamante incrementa con su tamaño, dos diamantes del mismo peso puede que tengan menos valor que un diamante con un peso igual a la suma de ambos. Esto es debido a que hay ciertos peso que son más difíciles de conseguir.

Existen algunos pesos que se les llama “fronteras mágicas” donde, para conseguir estos pesos, el aumento de precio es considerable. Estos son: 0.3 quilates, 0.5 quilates, 0.75 quilates y, especialmente, 1 quilate. Visualmente hay pocas diferencias entre 0.99 quilates y uno de 1 quilate, pero la diferencia de precios entre ambos es bastante significativa.

Existe una relación directa entre el peso y el tamaño de un diamante. En la tabla que te muestro a continuación, están definidos la correspondencia entre el peso en quilates y el diámetro para el caso de un diamante de talla brillante o redondo.

En el siguiente enlace puedes acceder a la calculadora del Instituto Gemológico Español para el cálculo de peso de una gema: IGEgemCalc.